Aunque no somos los que imponemos las reglas del juego, nos deberíamos preguntar si nosotros, como actores que somos del sistema económico, tenemos algún tipo de responsabilidad individual respecto a lo que está sucediendo, ya sea de manera pasiva o activa. Necesitamos reflexionar con el fin de conocer si desde nuestra posición de consumidores, ahorradores, inversores, etc. estamos colaborando de algún modo a mantener esta situación. Si llegamos a ser conscientes de cuales son las repercusiones que tienen nuestras acciones, podremos empezar por cambiar nosotros e
intentar, con el uso que hacemos de nuestro dinero, reducir las
desigualdades en el mundo. De momento nos queda decidir a quien le
dejamos nuestro dinero y a quién le compramos en función de cuales son
los valores que nos ofrecen. Si los bancos especulan con
nuestros ahorros, invierten en armas e industria contaminante, estafan
vendiendo productos de inversión tóxicos como las participaciones
preferentes, etc..; y muchas grandes corporaciones fabrican sus productos sin respetar los derechos humaos, agontando los recursos y contaminando el planeta, etc.... ¿Por qué no buscamos otras opciones?.
Si el sistema ya no funciona y causa tanto sufrimiento a tanta gente y beneficios a tan pocos, debemos ser capaces de encontrar alternativas para
transformar los valores que se imponen hoy en dia y conseguir que la
economía este al servicio de las personas y en armonía con la
naturaleza. Estas alternativas deben ser el vehículo que nos conduzca hacia un sistema económico más social, justo y solidario. Entre estas:
- Las finanzas éticas se presentan como una de las alternativas viables ya que están demostrando que se puede ejercer otro tipo de economía y de banca, y que puede ser compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales.
- El paso de un consumo voraz e insaciable hacia un consumo responsable, en el que se tengan en cuenta criterios sociales y mediambientales a la hora de elegir servicios y productos, es otra de las opciones que pueden ayudar a regular la balanza y generar un cambio de modelo.
Evidentemente,
introducir cambios en nuestra vida y costumbres es un esfuerzo enorme,
pero desde el momento que trabajamos para desarrollar nuestra conciencia
respecto al uso del dinero y sus consecuencias, nos sentimos más plenos
ya que nos hemos puesto en marcha por una gran ilusión, vivir en un mundo mejor.
Para que este esfuerzo llegue a buen término, paralelamente debemos seguir exigiendo una verdadera democracia, una distribución más justa de recursos y oportunidades, el respeto a los derechos humanos, el control de los mercados financieros, una política fiscal más justa y una mayor transparencia en la gestión del dinero. Aunque el poder de los gobiernos y poderosos reside en mantenernos paralizados bajo el miedo contínuo y la represión, así como haber conseguido inculcarnos que no se puede hacer nada para cambiar esta situación, sólo si continúa la movilización ciudadana podremos ver avances y cambios para conseguir más justicia social.
"Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo"
Mahatma Gandhi
Para ampliar información consultar las referencias bibliográficas o enlaces adjuntos (ver para saber más).
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